A solas... (Libre)

Había sido un día increíblemente pesado. La transmigración me había dejado exhausta, más que en otras ocasiones y debía admitirlo, estaba agotada. Sin más me dirigí hacia mi habitación, el sitio que más me gustaba. Abrí la puerta y encendí la luz, para contemplar todo lo que ahí había.

Sin más, me arrojé sobre la cama y tomé una de las almohadas, para abrazarla aunque no sabía por qué. Suspiré profundamente y giré mi vista en dirección a la mesita de noche, donde tenía un libro que contenía el poema de Lenore, cuyo autor era Edgar Allan Poe, y que solía leer en esos días en los que todo parecía no tener sentido para mí. Y hoy era una ocasión así. Comencé a leer el poema, recitando para mí cada uno de sus versos.
¡El vaso se hizo trizas! Desapareció su esencia
¡Se fue; se fue! ¡Se fue; se fue!
Doblad, doblad campanas, con ecos plañideros,
Que un alma inmaculada de Estigia en los linderos
Flotar se ve.
Y tú, Guy de Vere, ¿qué hiciste de tus lágrimas ?
¡Ah, déjalas correr!
Mira, el angosto féretro encierra a tu Leonora;
Oye los cantos fúnebres que entona el fraile; ahora
Ven a su lado, ven.

No pude continuar mi lectura y lo dejé ahí, apenas terminando la primer estrofa. Algo raro estaba pasando conmigo y no sabía que era. Abracé con más fuerza la almohada y sentí deseos de llorar, algo que era impropio de mí. Me abracé a mí misma intentando calmar mis emociones, pero no podía.

por un momento el sol se nublo.....por un momento el suelo se simbro mientras se iba calmando el temblor el gran rugido de un leon pero mas como un gran leon se escuchaba...casi de inmediato el sol regreso hasta que la puerta sono...como un invitado que llegaba

El sonido que producía el haber golpeado la puerta me martillaba la cabeza. Era insoportable, resonaba fuerte como para acrecentar mi malestar. Me llevé las manos hacia la frente y me tiré de nuevo en la cama intentando hacer caso omiso del ruido. Noté que llamaban con insistencia, quizás fuera algo importante.
¡Ya voy! Maldición.... Mascullé entre dientes y casi a rastras me fui a abrir la puerta, encontrándome con el líder de dragones, Misha.
¿Y bien? ¿A qué debo la visita de un dragón en mis aposentos? Me crucé de brazos a la espera de su reacción, no lo invitaría a pasar a no ser que fuera algo realmente importante.

-humm....solo realmente como es de mis primeros dias aqui...y desde mi vuelo el olor a azufre era realmente....como decirlo?....incesante asi que vine a ver el origen y me sorprendi que aqui estaba la hija malcriada de el averno...-
comente mientras sonreia y me recargaba en la puerta....

Al escucharlo, le dirigí una mirada fulminante. ¿Quién se creía él para hablarme así? Yo no era cualquier criatura, yo era un demonio, la reina de todo el infierno y debían tratarme como tal. Quise cerrarle la puerta y darle con ella en la cara, por insolente. Desistí de la idea pensando que quizás era bueno divertirme con él. Y me supongo que tú has venido a ofrecerme tus servicios como mi mascota. No gracias, si necesito una lagartija con alas, ya te lo haré saber. Bien, el día había pasado a ser por completo intolerable. Esperaba que se marchara pronto, así no tendría que seguir aguantando su sarcasmo. Entré en mi habitación, ignorando por completo si él seguía ahí o no, pero que no se atreviera a seguirme, mis aposentos eran más que una habitación, eran mi guarida, mi refugio y él había roto la calma del ambiente.

-jaja...si lo que digas...criatura cornuda...prefiero el ambiente exterior que estar bajo miles de metros de tierra escondida por el sol...miedo tengo miedo que el sol me queme....mi piel quemada por la lava y el fuego!!!...-
me burlaba mientras daba la media vuelta esperando salir para poder regresar a mi forma dragon...

Lo dicho, era intolerable. Lo tomé por el cuello de su camisa y lo lancé contra la pared aún sosteniéndolo. En realidad, prefiero estar bajo tierra que ser una lagartija amorfa como tú....¿Qué? ¿Buscas pelea? Dije mientras con mis uñas le rasgaba la piel hasta hacerlo sangrar. Nadie podía siquiera atreverse a molestarme, él pagaría caro su atrevimiento. A pesar de lo débil que estaba por la transmigración anterior, volví a adquirir mi forma original. Retira lo dicho. Dije mientras lo miraba, aún me quedaba suficiente energía para aguantar un poco más y sin más me posesioné del cuerpo del dragón, y sonreí al haberme adueñado de su voluntad. Estaría más cansada y la posesión no duraría mucho, pero él se lo había buscado.

sonrio sin importa nada...y menos por que me lastime pero continuo sonriendo sin importar que
-dios que agresiva....si te pones asi todo el lugar se quemaria...jajaja..-
me suelto de golpe y camino dentro de la casa
-interesante cuchitril tienes...sucubo...jajaja.....pero creo que no es lo suficientemente calido...brrrrr....jeje..-

Salí de su cuerpo y retomé mi forma humana, para luego cruzarme de brazos al observarlo entrar. ¿Qué se creía él? Nadie entraba a mi habitación sin ser invitado y nunca le había concedido ese honor a alguien. Estaba molesta pero no lo demostré, aunque si lo fulminé con la mirada al escuchar como me llamaba.
¿Así que a eso vienes? ¿A averiguar si hay espacio para ti en mi cama? Lo siento, pero si necesito un amante no serías tú.... ahora, largo de aquí. Dije empujándolo hacia la puerta para que saliera.