Adoro jugar.....[Mere]

Como siempre...odiaba estar encerrado y encima me obligaban a hacer un par de cosas. Suspiré recostado en mi cama con ambas manos entrelazadas detras de mi cabeza. Miraba el techo pensando y cuando recordé mi pasado quise distraerme. Me levanté de golpe sentandome en mi cama y agité mi cabeza. Me sobé la cara con ambas manos y me quedé allí unos segundos. Sabia que las habitaciones estaban separadas por zonas. Si echaba un vistazo a las demás, con qué me encontraría? El bichito de la curiosidad pudo más y fui hasta el cajón de mi cómoda. Busqué el ya roto folleto y al azar seleccioné un lugar con mi dedo indice.
-Mmm....allí iré entonces.
No habia luna llena, sino nueva. La noche estaba a punto caramelo. Agradecí mi agilidad y destreza corporal. Pasé un rato escabullendome y corriendo hasta dar con el lugar indicado. Veía puras puertas y pasillos. Suspiré molesto. No podía ponerme intranquilo. No aqui. Apoyé mi espalda en una pared y cerré mis ojos sin pensar en nada. A la espera de la paz luego de la tormenta.

Maldito día....odiaba todos y cada uno de los días, pero más este donde había luna nueva. ¿Qué de interesante podía tener que la luna cambiase de fase? ¡Nada! Pero la naturaleza se empeñaba en contradecirme. Daba vueltas en la cama sin saber que hacer para matar el aburrimiento del que era presa. ¿Acaso podía ser peor? De noche y sola en mi habitación no era una manera agradable de divertirse, más bien parecía que me encontraba en una prisión. Abracé la almohada pero casi enseguida la arrojé al suelo, haciendo una mueca de fastidio.Busqué y rebusqué entre mis cosas, algún libro o quizás alguna película para divertirme, pero solo encontré una baraja nueva que recordaba haber comprado hacía mucho tiempo.

Me dirigí a mi escritorio y me dispuse a jugar un solitario, aunque eso solo contribuyó a aumentar mi aburrimiento. Miré la botella casi vacía de Chianti, que estaba ahí mismo y me serví otra copa; saboreé el exquisito sabor del vino, deleitándome al beberlo y observando con detenimiento los colores que desprendía. Dejé la copa por ahí y enseguida fui hacia la puerta, abriéndola un poco para que pudiese entrar la fresca brisa, aunque al abrir me encontré con un atractivo chico que estaba recargado en mi pared.
¿Quién sois vos y que hacéis aquí? Esta es zona de demonios. Dije viéndolo fijamente, aunque la poca luz que había no me permitía distinguirlo con claridad, pero se veía que era guapo.

Trataba de poner mi mente en blanco pero cuanto más luchaba por hacerlo, en más cosas pensaba como si mi mente me estuviera jugando una mala pasada usandome como marioneta suya. Hablando de marionetas, intentaba no pensar en nada pero tampoco podía dejar de hacerlo ya que ésta era una zona peligrosa, y más si no eras humano aunque éstos diablillos eran capaz de cualquier cosa. Cuando ya estaba más relajado, moví mi cabeza en forma circular para darle un toque final a mi momento "relax-terapy", del cual ya estaba más que cansado. Dios mío, me sentía toodo un estúpido teniendo que hacer esas cosas pero sea cual fuere la situacion, el momento y el lugar...siempre terminaba metido en problemas, explotara o no.


Olvidando todo esto, agité mi cabeza y suspiré. Ese ese suspiro me llegó un pequeño efluvio de vino. Puse los ojos en blanco. No era raro que por estos pasillos te encontraras con cualquier cosa. Y cuando digo cualquier cosa...puede pasar de todo. Hasta el momento no habia sentido olor a sangre asi que, por ahora el canibal era yo.


De repente, y vaya eleccion de pared para tumbarme, la puerta que estaba al lado mío se abrío. Primero suave y luego lentamente. Alcé una ceja. Era una mujer malditamente hermosa. Predescible para ser un demonio.
¿Quién sois vos y que hacéis aquí? Esta es zona de demonios.
Oh, vaya sorpresa. Chocolate por la noticia.Solo respondi a su ultima oración:
-2+2 y..descubriste América, felicitaciones.

Al escucharle hablar, alcé una ceja un tanto contrariada por su reacción. Al parecer el chico era o muy valiente, o muy ingenuo. ¿Acaso no sabía que estar aquí era firmar su sentencia de muerte? Cinco minutos de conocerlo y ya me había hartado de él. ¿Cómo osaba hablarme de esa manera? A mí, la reina del mismísimo infierno. Alguien tenía que enseñarle modales a ese chico y más que nada, a respetarme a mí. ¿Quién te crees que eres? Si yo estuviese en tu lugar, me iría ya mismo de este sitio....no me provoques, puedo ser muy mala si me lo propongo.... Dije tocando mi cabello, el cual era desordenado un poco por la suave brisa, y comenzaba a molestarme lo calmado del clima. Mis pies estaban descalzos y lo frío del suelo me gustaba, el gélido ambiente me encantaba aunque en un día así, necesitaba algo de acción.

Luego, me acerqué sigilosamente a donde estaba, sin que mis pasos resonaran apenas y me mantuve a una distancia prudentemente segura, para él.... por que yo no le temía al peligro. Lástima, tendré que matarte....una pena que seas demasiado guapo....en fin, así es la vida.Mi tono de voz demostraba una dulce resignación fingida, claramente no lloraría ni sentiría su muerte, pero me encantaba jugar con mis víctimas antes del momento en que sus vidas comenzaban a extinguirse, era algo increíblemente fascinante. Acorté la distancia que nos separaba, para luego recargarlo contra la pared y pasando una de mis uñas por su cuello, como si de una navaja se tratase. Quería atemorizarlo para ver como reaccionaba, no sabía si saldría corriendo o si podría esperar un ataque, pero claramente él no era fácil de impresionar.

La miré de reojo mientras tenía apoyado un brazo sobre mi rodilla derecha. Alcé una ceja cuando comenzó a hablar como si fuera la reina del mundo. Vaya, menudo orgullo el suyo. Ya dos palabras y me cayó mal. Encima que intentaba calmarme, ella lo ponía peor.
Sentí unos ruidos muy a lo lejos y desvié mi mirada al otro lado del pasillo, sin prestar atención a lo que me decía. Sabia que habia demonios molestos, pero ella superaba mis espectativas.Sólo me percaté que algo tramaba cuando se me acercó. Se me puso a una distancia considerable. Maldita sea! Casi que ni respiraba, sin exagerar, eran atrayentes pero debia guardar mi postura.

Lástima, tendré que matarte....una pena que seas demasiado guapo....en fin, así es la vida
A ver...habia dicho algo muy obvio sobre su zona y blabla. Para qué matarme? Tenía otros planes mejor. En realidad no me importaba morir. Desde hacía mucho tiempo cargaba con la maldición de perder el control, no tenía familia, no amaba a ninguna mujer, no tenía amistades de bases sólidas y encima tenía tendencias caníbales. Qué razón que me difiera como para suplicar por mi vida y no morir?
Vaya vida generosa la tuya, Caleb.
Me preguntaba segundos antes qué rango sería y al parecer tenía uno fuerte. Es más, ahora me mataría y me preguntaba de qué manera.Sarcásticamente, claro. De repente, me encontraba contra la pared. El que se asomara por el pasillo y viera semejante escenita, me hubiera envidiado de por vida. Hablando de escenas, la suya era muy obvia. Yo también podía tratar de marionetas a cualquier persona para conseguir mis objetivos. Pasó sus uñas por mi cuello. Realmente, debía admitir que más que dolor me hacían cosquillas. Mi piel era muy elástica y fuerte. Sólo sonreí torcidamente.
-Caleb Danvers, un..placer conocerte.
Al decir placer, no sólo la acentué sino que también me acerqué un poco más a ella.

Realmente parecía no inmutarse por mi presencia. ¿Por qué? Me gustaba ser temida, causar miedo a quien se atreviese siquiera a mirarme, pero él ni siquiera demostraba un poco de temor; debía admitir que estaba claramente sorprendida por su reacción. De todo lo que había esperado que hiciera, incluyendo pelear conmigo y salir corriendo, se había quedado ahí con una sonrisa demasiado seductora. ¡Maldición! No podía dejar de ver esa perfecta curva de sus labios, me resultaba en extremo atrayente. Contrólate, Meredith....es guapo, pero nada fuera de lo común. Me repetía a mí misma mentalmente, aunque ni yo misma me creía todo lo que trataba de aceptar como cierto.

Luego bajé hasta posar mi mirada en su cuello. Todo él era una tentación latente incluso para mí; el solo hecho de verlo era fascinante, pero también era humillante. Me llamaba la atención, sí, pero ¿Acaso no pretendía matarlo? Escuché como se presentaba y asentí ligeramente. -Meredith Di Kastronovo. El placer es mío.Dije haciendo énfasis en esta última frase, por que vaya que si era placentero conocerlo, no todos los días se veía un chico así. Cuando se acercó a mí, retrocedí un poco, no sé si por miedo o por simple acto de reflejo. Volví a acercarme a poca distancia de sus labios y susurré de manera seductora. Te perdono la vida... iDije quedando mis labios muy cerca de los suyos, solo para ponerlo nervioso o atemorizarlo.

Acaso ella estaba más nerviosa que yo o era algun embrujo suyo? La cuestion que la situación se estava tornando tan interesante como divertida. Su rostro estaba muy cerca del mío, lo cual hacía un esfuerzo para no caer presa de mis bajos instintos. Sus ojos penetraban como dos estacas los míos. No podía sacar mi vista de la suya. Realmente debia admitir que para ser un demonio, no tenía cuernos ni cola ni tridente, no era de piel roja y no se veia asquerosa; de hecho, todo lo contrario. Su piel era suave y pálida, sus ojos de un color verde agua, su arma era su propio cuerpo y su cola...bueno, me faltaba observarla de varios ángulos asi que por el momento me guardaba los comentarios.
Me dijo su nombre y la verdad parecía trabalenguas. Si le preguntaba nuevamente, seguro era papilla. Se me acercó más y tragué saliva. Si aumentaban las pulsaciones de mi corazón, sería una muestra débil de parte mía.
Maldición! Yo intentaba comportarme de buena manera y ella siempre lo empeoraba más como si pudiera leerme la mente. ¿Podía? No lo sé pero en esta situacion callar mi mente era un gran desafio.
Al tenerla cerca mío y al "perdonarme la vida", lo unico que hice fue exhalar aire haciendo que mi aliento chocara con su rostro. Si, definitivamente los nervios tenian su nombre y su apellido.

No sabía quien de los dos estaba más nervioso, si él o yo. Me estaba siendo sumamente complicado controlar mis instintos, pero tenía que poner orden en mis caóticos pensamientos, por que él estaba provocando que tuviera pensamientos demasiado atrevidos y eso me ponía en serios problemas. ¿Y si él pudiera darse cuenta? ¡Maldita sea! No me gusta pasar mis noches sola, y por lo que se veía él era buena compañía. Borremos la primera mala impresión....¿Gustas pasar a beber una copa de Chianti? Su aliento rozó mi rostro, y mi voz fue tan seductora cerca de sus labios, que parecía que iba a besarlo de un momento a otro, pero no lo haría. Al menos no por ahora. Seguí cerca de él, no me molestaba su cercanía y a él tampoco parecía incomodarle la poca distancia entre nosotros, por lo cual tomé eso como algo positivo.

Alcé una ceja y sin más, dirigí mi vista hacia la puerta de mi habitación, como una muda invitación a que entrara conmigo. Sonreí y pasé la lengua por mi labio inferior, mordiéndolo solo un poco para jugar inocentemente. Luego volteé a mirar la luna, en un intento de distraerme y no quedarme extasiada por la perfección de su persona. Recordé la baraja que yacía en mi escritorio y supuse que quizás una partida de Poker entre dos, no sería tan mala idea. ¿Qué tan bueno eres jugando a las cartas? Aunque me suponía que él era bueno en todo lo que hacía e incluso ahora yo me temía no estar a su altura para competir.

Cuánto más tiempo pasara con ella a esa distancia, perdería el control de mi cuerpo gracias mis pensamientos y no me referí a mi especie con esa del descontrol.
Ella no olía a humana ni mucho menos. Su aroma era exquisito y totalmente comestible, y no hablando canibalmente. Al parecer mi reacción la hizo cambiar de parecer. Me sorprendió aunque no le tenía miedo, más bien me producía cierta curiosidad, un encanto misterioso...propio de los de su especie. Tenía que conocerla más, eso seguro.
De hecho ya había borrado la mala impresión mucho antes de que ella me acorralara contra la pared. Su mirada al principio me estremeció y no de miedo exactamente. El alcohol ayudaría un poco. Era plancentero compartirlo con buena compañía, como suponia que ella era.
Cuando por fin se separó de mi , me invitó a pasar a su habitación. Perfecto. El pasillo me llamaba a la desconfianza y me sentía todo un iraquí en el Pentágono. Entré al cuarto y era, descrito en una palabra, hermoso. Disimulé mi sorpresa. Mi habitación comparada con ésta,,,daba lástima pero preferia olvidar mis cosas. No tenía nada de valor.
-Póker?
Hice una pausa y me crucé de brazos. Habia dado solo dos pasos como para dar acceso a que la puerta se cerrara, asi que estaba a una gran distancia de la tan sensual como demoníaca chica "misteriosa".
-Qué tienes en mente exactamente?

En pocos minutos todo había cambiado. Se suponía que hasta hace poco mi intención era matarlo por entrar a la zona de los demonios; algo que solo se arreglaba con la muerte del intruso. Pero ¿Acaso no era yo la líder? Y yo no pensaba atentar contra su vida; más bien pensaba en divertirnos un rato y gozar de su compañía, aunque el solo pensarlo me hacía estremecer y no entendía el por qué. ¿Qué me pasa? Controla tus pensamientos, Meredith; tranquila.... vaya que si te has puesto nerviosa. Me repetía a mí misma, tratando de apartar de mí esos pensamientos tan...sugerentes. Y es que debía admitir que era muy buena imaginando cosas, y si no me controlaba, mi mente empezaría a jugarme una mala pasada y podría decir lo que hasta ahora solo pensaba.
Póker, ¿De dinero? ¿O prefieres perder otra cosa? A mí me encanta jugar apostando prendas... Dije acercándome al escritorio de manera sigilosa, tomando la baraja en mis manos y echándole una mirada a las cartas.

Giré mi vista hacia la botella casi vacía de Chianti, tomando una de las copas vacías y le serví un poco de vino, para después extender mi mano hacia él y atraerlo más cerca mío. Por alguna extraña razón no quería que me temiera, al contrario, quería que me tuviese ¿confianza? No sabía como describir lo que estaba pasando y al escuchar su pregunta, me sobresalté un poco. ¿Qué pretendía? Ni yo misma lo sabía, no tenía algún tipo de pretensión.... al menos no que yo supiera. Por primera vez, me había quedado sin palabras, no tenía nada que decirle así que me encogí de hombros y sonreí. Pues.... tenía pensado que si no quieres jugar al póker, podemos jugar a la botella.....el Chianti casi se acaba, pero tengo por ahí otro más.... claro, si gustas hacerme compañía. Me acerqué a él y alcé mi copa, para luego pegarla a la suya a modo de brindis y dejando muy poca distancia entre nosotros; él se había alejado, pero yo no podía estar lejos...
Pasé la vista por sus labios, todo él eran tan seductor que no sabía si podría ser indiferente a él, no podía. Me era completamente irresistible, pero haciendo acopio de mi voluntad, me separé de nuevo.

Me crucé de brazos alzando una ceja. Todo esto me parecía muy raro. Temía que me controlara o me hipnotizara. La realidad era que estaba en una zona prohibida, en una habitación prohibida con....una seductora y maléfica chica "demonio". Realmente me los imaginada de otra manera. De hecho por mi mente se cruzó la idea de que ese cuerpo tan tentador no era más que un espejismo, una simple imagen exterior y que ocultaba su verdadera identidad. Frunci el ceño para volver mi rostro a la expresion normal, para ahuyentar cualquier hipotesis. No sabia qué poderes tenían los demonios y trataba de pensar en otra cosa por si me pillaba desprevenido.
Habló sobre apuestas y debo admitir que me gustó la idea de las prendas pero no dije nada.
Al rato me ofreció eso raro que tomaba. Extendi un brazo y tomé la copa entre mis manos, aun estando alejada de mi nariz podía oler perfectamente su contenido y parecía exquisito pero me rehusé a tomar disimuladamente. De todos modos, no sabía hasta qué punto estaría alerta. Esta chica me hacía perder de la realidad.
Rapidamente, mi mente comenzó a crear hipotesis, Debería haberme matado apenas me vio en el pasillo, por qué no lo hizo? Y si no fue en el pasillo, ya en su habitacion.....bueno, tal vez queria esperar un poco a matarme o tal vez.....quería dejarme libre. Era raro en un demonio ,segun lo que habia escuchado de ellos. Me preguntaba qué era lo que habia visto en mi, y suponía que era lo mismo que yo habia visto en ella.
Volvió a hablarme. Creativa ya que yo no tenía qué decir. Era obvio, al estar en una habitacion con una demonio que ni siquiera sabes si sus planes son buenos o malos. Cuando termino de hablar se acercó a mi.Maldicion! Se veía tan angelical...cosa que no era.
-Lo que gustes....
Qué más podia decirle? Rehusarme y terminar muerto? Además, despues de todo me caía bien. Una mala bienvenida para un buen final, o eso me esperaba yo.
Alcancé a distinguir que ella me miraba como si fuera comestible pero yo tampoco podía dejar de mirarla. Esa maldita atraccion demoniaca.
Estaba a punto de cometer una locura y mientras estuviera en mis casillas, no dejaría que nada me enterrara bajo tierra.
-Y.....con qué deseas empezar?
Dije alejando la copa de la suya, y dandole un pequeñisimo sorbo.

Off: Disculpa la tardanza pero se me complicaba entrar.

Moví mi cuello a ambos lados, como para intentar relajarme un poco de la súbita tensión que se había presentado entre nosotros. Quizás después de todo había sido mala idea pedirle que me acompañara, tal vez incluso yo tenía miedo de lo que podía pasar aunque no tuviese una idea de lo que pudiera ser. ¿Y si todos mis temores fueran ciertos? Todo era un vago espejismo que se diluiría como si fuese el viento. Y yo no deseaba que eso pasara, pero ahora sabía que no dependía de mí.
Lo miré fijamente, sin perder detalle de toda su persona. Tenía un halo de misterio y tranquilidad que me era atrayente, era como si muchas de las cosas que yo hacía dependieran de sus acciones ahora mismo. Ya ni siquiera sabía si este era mi territorio o si él se había adueñado hasta de mí. La atracción que ejercía sobre mí era abrumadora y por primera vez, me sentía vulnerable ante alguien.
Está bien. ¿Es qué acaso no se me ocurría algo mejor para decir? Vaya, incluso las palabras me faltaban y mi voz sonaba irreconocible para mí. Me había dado a elegir.....y no sabía que hacer. ¿Y si lo que yo me estaba pensando no era lo que él deseaba? ¿Y si solo fuesen imaginaciones mías? Me acerqué a paso lento a él y sin más, le di un beso en la comisura de los labios, para luego sonreír tiernamente. Lo tomé de la mano y lo guié hasta la cama, para después saltar y quedarme encima de una almohada. Hice un gesto con mi dedo índice, invitándole a que subiera a la cama y al mismo tiempo retándolo.
Ven aquí... Dije casi en un susurro, para luego bajar la intensidad de las luces y hacerlas más tenues.

off: No te preocupes, está bien. Tampoco me había podido pasar así que respondí tan pronto como pude.

Mi mente estaba un poco confundida. Realmente quería saber por qué carajos me tenía en esa habitación, ya que no sabia si después viviría para contarlo o amanecería tres metros bajo tierra...de hecho podía disecarme, o....era tétrico pensar esas cosas. Su forma de actuar me tomó por sorpresa. Cuando me besó la comisura de mis labios, inhalé aire disimuladamente. Esta mujer tenía un imán conmigo. No podía evitarlo. Su atracción era muy fuerte, y por lo que provocó en mi, yo también estaba igual.
Inmediatamente, luego del insinuante beso, me invitó a la cama. Si, lindo lugar. No podía haber elegido uno mejor pero ahora me debatía con la decisión que tomaría. No quería caer en sus redes, si ésto era acaso eso, pero era tan hermosa....
Estuve unos segundos pensativo, cuando bajó las luces volviendo la habitacion tan tenue como tentadora. Parecía escuchar sus susurros gritándome que me acercara. Seguramente, era producto de ella o de mi despistada y alocada mente que ya me jugaba en contra.
Sonreí y me sobé la nuca mirando cualquier lado que no sea ni la cama, ni ella.Suspiré y frunci el ceño.
-¿Te gusta romper las reglas, verdad?

Que pase lo que tenga que pasar... Mis pensamiento fue más una sentencia que una resignación, pero ¡Maldición! No me era indiferente y estarme quieta un rato con él ahí tan cerca, era una tortura. Bueno, sí, lo había amenazado de muerte y quizás por eso no me tuviera confianza. En cierto punto eso hería mi ego aunque no entendía el por qué; las personas dudaban de mí todo el tiempo, pero que él lo hiciera... era decepcionante hasta para mí.
No iba a acercarse, podía notarlo. Suspiré largamente y negué con la cabeza.
No pienso matarte, si eso es lo que crees... lo de la amenaza fue por precaución solamente. Me sorprendí al escucharme hablar, ya que sonaba más como un ángel que como un demonio, pero no quería que me temiera. Volví a encender las luces por que tampoco quería que se sintiera cohibido por mi presencia. Luego suspiré al escuchar su pregunta y reí levemente.
Sí, es divertido romper las reglas.... aunque no parece que tú lo hayas hecho alguna vez. Dije sonriendo.

-Lo sé.
Respondí aireoso frente a su primer comentario. Luego, encendió las luces. Comprendía que yo no me dejaría llevar tan rápidamente y no me sorprendía que fuera el primero.
-Mi pasado no importa. Ahora mismo estoy rompiendo dos reglas tuyas.
Caminé hacia un costado con las manos en los bolsillos.
-Uno: Estoy en tu habitación a altas horas de la noche, vivito y coleando. Dos: Soy el primero que no cayó en tus redes sin pensarlo.
Jamás pensé en estar tan así con un demonio en persona. Eso me volvía corajudo pero también débil ya que no sabía muy bien cómo reaccionaban. Aunque cada uno tenía su manera de ser y ella me agradaba. Habia algo que la hacía distinta a todas las versiones que llegaron a mis oidos.