Una tarde calida(Libre)

Era una tarde càlida donde el viento apenas y soplaba, logrando solo alborotar unos cuantos de mis cabellos, faltaba poco para el atardecer y apenas y habia alumnos deambulando por los pasillos, aunque era algo bien comprensible pues todabia no comenzaban las clases oficialmente y muchos aun disfrutaban de sus debidas vacaciones...
Sin embargo yo tenia ganas de algo dulce y frio aunque no estaba segura de que, por eso me encamine hacia la cafeteria, esperando encontrar algo que me agradara..

Estaba aburrida asi que despues de salir de la cancha de tenis decidi ir a refrescarme un poco a la cafeteria, el instituto estaba demaciado solo algo que por lo general n pasaba a menudo pero esperaba que algo interesante pasare. Llegue a la cafeteria y observe solo a un par de personas y tome un limonada para despues sentarme en una silla y esperar a ver alguine conocido por ahi.

Me acerque a la barra, donde una muchachita de caracter afable tomó mi orden, y en cuestion de minutos me ofreciò el capuccino que habia pedido. Agradecí y me di media vuelta buscando un lugar agradable donde disfrutar de mi bebida, y en eso mis ojos se encontraron con una chica que me resultaba singularmente familiar, si mi mente no me fallaba era ella la líder de los licantropos...Dayanara Spike.
Opte por acercarme a ella, esperando mantener una cnversaciòn afable con ella - Al parecer el internado esta demasiado vacío ¿no te parece? - - le pregunte cuando me encontraba ya algo cerca de ella.

Odiaba esta clase de días. Más bien, odiaba todos y cada uno de los días. Yo era así y punto. No me interesaba nada. Pero de momento me estaba aburriendo demasiado así decidí sin más dirigirme a donde fuera, aunque no tuviera idea de donde. Instintivamente llegué hasta la cafetería, un sitio que jamás había visitado, y que me parecía tan insignificante como todos los demás. Ningún lugar era apropiado para mí, nada se comparaba conmigo; todo me era indiferente. Dentro del sitio había dos ¿Cómo llamarles? ¿Personas? ¿Seres? ¿Cosas? Bueno, chicas.... que parecían muy animadas entablando una conversación. No me gustaba la felicidad, ese sentimiento era realmente absurdo. Detestaba ver que hubiera alguien disfrutando cada momento, eso no era más que una pérdida de tiempo. Mis pasos me guiaron hasta donde se encontraban y sin mostrar ni un ápice de emoción, me digné a hablarles, lo cual considerando la situación, era un honor para ellas.
Aburrido es verlas, insoportable es escucharlas. Dije mientras las miraba de manera desafiante. Iba buscando fastidiar a alguien y lo haría, siempre lo hacía. No soportaba no tener a nadie a quien humillar y ellas se habían cruzado en mi camino. Mala suerte, por que no saldrían vivas...

-Si demaciado vacio- le dije a la chica que se me acercaba y la mire de reojo -quieres sentarte?- le ofreci amablemente y la mire Si no mal recuerdo era Venus una hehisera.
No trdo mucho en llegar a nosotros la chica mas detestable de este lugar.
La mire con una sonrisa ignorandola y sin tomarle importancia anque tenia ganar de decirle susu verdades.

- Por supuesto, gracias - dije mientras aceptaba su invitacion con una suave sonrisa y me sentaba en la silla que se encontraba justamente delante de ella. Le di un sorbo a mi capuccino disfrutando su dulce sabor, yo podria tomarme varios de estos en un día si no fuera porque me ponia más dinámica de lo normal, lo que no daba una buena imagen de mi misma y dada mi posición tenia algo asi como la obligación de dar un buen ejemplo, al menos frente a los prefectos.
Y de pronto, de la nada apareció la odioa de Meredith, vaya si la conocía era un gran fastidio, se la pasaba molestando a la gente, todos decian que era así debido a su raza aunque otros demonios eran menos conflictivos - pues nadie te ha invitado a escucharnos, asi que bien puedes irte - conteste sonriendo hipócritamente y luego me volvì a Dayanara.

Me mantuve indiferente y sonreí cinicamente al escucharlas. ¡Vaya osadía! ¿Tratar de ignorarme a mí? ¿A la dueña y señora de todo el infierno? Jamás nadie había logrado salir vivo si intentaba ignorarme. Y esta no sería la excepción. Un solo chasquido de mis dedos era suficiente para hacerlas añicos, y no me importaba si la autoridad de esta escuela intervenía. Ellos podrían ser aniquilados también. La sola idea me produjo una sensación increíble de poder, me gustaba esa idea de un mundo donde solo los demonios pudiesen existir. Ese sería mi mundo, y nadie me impediría que así fuese.
¿Crees que me importa? Después de todo.... no son más que simples criaturas....podría hacerlas ceniza ahora mismo con solo mirarlas. Dije fingiendo bostezar de aburrimiento, para después mirar mis uñas, las cuales parecían ser de cristal y eran lo que más me gustaba de mi forma humana. Aunque claro, un demonio siempre era perfecto, y tratandose de mí, aún más.

Mire a Venus y segi sin darle importancia a la demonio, la cual obiamento nunca en su vida habia resivido la clase de buenos modales. La mir ey le dedique una sonrisa ironica -acaso es una amenza?- le dije y mire a mi compañera ientras le daba un sorbo a mi cafe. Obiamente la chica estaba empezando a provocarme y eso no me agradaba en lo absoluto asi que intente tranquilizarme para no decirle nada malo.